Cheon Seong Gyeong
Capitulo 1. La existencia de Dios y sus atributos
Sección 1. La existencia de Dios
El Dios invisible
31 Vivimos ignorando si Dios existe o no, a pesar de que no hay ningún lugar en este universo donde Dios no esté. Y si bien existe el aire, habitualmente no lo percibimos a menos que nos quedemos sin respiración. El pulso late unas 70 veces por minuto; sin embargo, normalmente lo ignoramos. Si viviésemos tratando de contar las veces que late el pulso al caminar, o las veces que parpadeamos, en tres días nos desplomaríamos con los nervios atrofiados. De modo que es bueno que vivamos ignorando esas cosas. Supongamos que el Dios todopoderoso, el Dios que rige el mundo entero, está a nuestro lado. Hablando en términos de fuerza, ¿podríamos vivir si fuésemos capaces de ver a Dios con nuestros ojos, a ese Dios capaz de pulverizar montañas y hacerle un agujero al globo terráqueo? Hizo muy bien Dios en hacerse invisible. De no haber sido así, y si pudiésemos verlo, no podríamos vivir ni una hora; se destrozaría nuestro sistema nervioso. Debemos estarle agradecidos de que sea invisible.
32 Vivimos recibiendo la luz del sol sin ser agradecidos por ello. No lo saludamos agradecidos “Señor sol, gracias”. Al igual que este ejemplo, no sabemos agradecer por las cosas importantes. ¿Qué sucedería si quedase apenas una bocanada de aire? Si Dios fuese ofensivo sería fácil unir al mundo; tal vez lo unificaría en 5 minutos. Podría amenazarnos con quitar de golpe todo el aire del mundo “¿Se van a unir o no se van a unir?” y el mundo entero respondería en coro: “¡Sí, nos uniremos!”. De esa manera podía lograrse inmediatamente la unidad, pero agradezcamos que no nos haga eso con el aire. No podríamos vivir sin él, el aire es un elemento absolutamente esencial para la vida.
33 El Dios sabio y todopoderoso pensó que lo más conveniente sería regir moviéndose a gusto desde el centro, siendo invisible. Dios, intangible como lo es, puede atravesar el mundo a gusto sin causarle
ningún inconveniente a nadie. Dios puede pasar desapercibidamente por el cuerpo de ustedes, aun si los pisa a voluntad mientras ustedes cabecean de sueño. ¿No es muy cómodo? De modo que es correcta la lógica de que Dios se mantenga invisible luego de haber pensado largamente que es lo más conveniente.
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